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Discurso del Ministro Mauro Vieira con motivo de la Reunión de Ministros de Relaciones Exteriores del BRICS
Es para mí un honor darles la bienvenida a Río de Janeiro para esta Reunión de Ministros de Relaciones Exteriores del BRICS. Es una alegría personal recibirlos en el recientemente renovado Palacio de Itamaraty, antigua sede de la Presidencia y, posteriormente, sede del Ministerio de Relaciones Exteriores a lo largo de gran parte del siglo XX.
Esta reunión tiene lugar en un momento en que nuestro papel como grupo es más vital que nunca. Enfrentamos crisis globales y regionales convergentes, con emergencias humanitarias, conflictos armados, inestabilidad política y la erosión del multilateralismo. Estas crisis desafían los propios fundamentos de la paz y la seguridad internacionales, y exigen un renovado compromiso con la acción colectiva.
La expansión del BRICS ha fortalecido nuestra plataforma para responder a estos desafíos. Con once Estados miembros que representan casi la mitad de la humanidad y una amplia diversidad geográfica y cultural, el BRICS se encuentra en una posición privilegiada para promover la paz y la estabilidad basadas en el diálogo, el desarrollo y la cooperación multilateral.
Estamos unidos por una convicción común: la paz no puede ser impuesta, debe ser construida. Debe basarse en la inclusión, en el respeto al derecho internacional y en la igualdad soberana de los Estados. El BRICS, como grupo, reconoce los intereses estratégicos y los legítimos intereses económicos y de seguridad de cada miembro, tanto en sus respectivas regiones como en el mundo. Esto forma parte de nuestra contribución para una distribución justa del poder en los asuntos globales, condición para que la paz, el desarrollo y la sostenibilidad sean alcanzados. Defendemos la diplomacia en lugar del enfrentamiento y la cooperación en vez del unilateralismo.
La arquitectura de seguridad de posguerra ha mostrado señales de desorden. Los conflictos armados proliferan, muchas veces con consecuencias devastadoras para las poblaciones civiles. El desplazamiento forzado, el hambre y la degradación ambiental aumentan a tasas alarmantes. Sin embargo, los mecanismos internacionales siguen siendo lentos, politizados y, en ocasiones, paralizados ante necesidades urgentes.
En este contexto, el BRICS juega un rol vital en el fortalecimiento de los principios del derecho internacional, en el apoyo a la solución pacífica de controversias y en la promoción de la reforma de las instituciones multilaterales, en particular de las Naciones Unidas y de su Consejo de Seguridad, para que reflejen mejor las realidades geopolíticas contemporáneas.
Debemos también fortalecer la diplomacia preventiva. Las crisis surgen con frecuencia ante la ausencia de desarrollo y de diálogo inclusivo. Invertir en la paz significa abordar las causas profundas de la inestabilidad: la pobreza, la desigualdad, la marginación y las instituciones frágiles.a fragilidad institucional.
Excelencias,
No podemos hablar del papel del BRICS en el avance de la paz y la seguridad sin referirnos a las crisis urgentes que persisten en todo el mundo.
La devastadora situación en los Territorios Palestinos Ocupados sigue siendo una fuente de profunda preocupación. La reanudación de los bombardeos israelíes en Gaza y la continua obstrucción a la ayuda humanitaria son inaceptables. El colapso del alto el fuego anunciado el 15 de enero es deplorable. Instamos a las partes a cumplir plenamente los términos del acuerdo y a comprometerse de buena fe con el objetivo de lograr un cese permanente de las hostilidades. Es necesario asegurar la retirada total de las fuerzas israelíes de Gaza, garantizar la liberación de todos los rehenes y detenidos y permitir el acceso de la asistencia humanitaria. Una solución justa y duradera al conflicto entre Israel y Palestina solo puede alcanzarse por medios pacíficos y bajo el derecho internacional. Reafirmamos nuestro firme compromiso con la solución de dos Estados, con un Estado palestino independiente y viable, dentro de las fronteras de 1967 y con Jerusalén Oriental como su capital, coexistiendo en paz y seguridad con Israel.
El conflicto en Ucrania sigue teniendo un grave impacto humanitario, resaltando la necesidad urgente de una solución diplomática que respete los principios y propósitos de la Carta de las Naciones Unidas. En septiembre pasado, Brasil y China organizaron en Nueva York una Reunión de Alto Nivel de Países del Sur Global sobre el Conflicto en Ucrania que llevó a la creación del "Grupo de Amigos de la Paz", reuniendo a países del Sur Global. Seguimos comprometidos a trabajar por la paz y una solución política al conflicto.
En Haití, el deterioro de la situación de seguridad, humanitaria y económica exige nuestra acción inmediata. Debemos apoyar a las autoridades haitianas y al pueblo de Haití en sus esfuerzos por restaurar el orden público, desmantelar las bandas armadas y establecer las condiciones para un desarrollo social y económico sostenible.
Con respecto a África, Brasil está profundamente preocupado por la escalada de tensiones en Sudán, la región de los Grandes Lagos y el Cuerno de África. Apoyamos plenamente los esfuerzos de la Unión Africana, de las organizaciones regionales africanas, de las Naciones Unidas y de otras instituciones y países en busca de soluciones políticas y diplomáticas a estas crisis.
Debemos también reafirmar nuestro compromiso con los principios humanitarios. En las zonas de conflicto, el acceso a la ayuda debe ser incondicional e imparcial. El sufrimiento humano nunca debe ser instrumentalizado. El BRICS debe seguir defendiendo un sistema humanitario global neutral, despolitizado y verdaderamente universal.
El camino hacia la paz no es fácil ni lineal. Pero el BRICS puede y debe ser una fuerza para el bien, no como un bloque de confrontación, sino como una coalición de cooperación. Debemos liderar con el ejemplo, reafirmando nuestra creencia en un mundo multipolar donde la seguridad no sea un privilegio de unos pocos, sino un derecho de todos.
Muchas gracias.