Discurso del presidente Lula en el Foro de Economía y Finanzas Azules, en Mónaco
Es un placer participar en este Foro en Mónaco con motivo de la celebración del Día Mundial de los Océanos.
Proyectado sobre las aguas del mar Mediterráneo, su Instituto Oceanográfico es uno de los más antiguos e importantes dedicados a la investigación y la preservación de este bioma.
Más del 80 % del comercio internacional transita por el mar.
Los cables submarinos transportan el 97 % de las redes mundiales de datos.
Si el océano fuera un país, ocuparía el quinto lugar entre las mayores economías del mundo.
Genera anualmente 2,6 billones de dólares.
En su lecho se encuentran recursos naturales inestimables.
Sus aguas cumplen la función de principal regulador climático.
Las grandes migraciones y navegaciones han moldeado la historia de la humanidad a través de los mares.
Los pescadores y las comunidades tradicionales están estrechamente vinculados al mar.
Sin embargo, el océano no recibe el reconocimiento que merece por todo lo que nos proporciona.
El ODS 14, dedicado a la conservación y el uso sostenible de los recursos marinos, es uno de los objetivos con menor financiamiento de toda la Agenda 2030.
Se estima que el déficit para su implementación es de 150 mil millones de dólares al año.
La insuficiencia de recursos constituye un problema crónico para varias iniciativas multilaterales.
El año pasado, la COP de Bakú nos dejó con unos resultados por debajo de lo esperado.
Para revertir esta situación, la presidencia brasileña de la COP30 y Azerbaiyán están elaborando la hoja de ruta Bakú-Belém.
A pesar de los esfuerzos del Gobierno español, todo apunta a que la Conferencia de Sevilla sobre Financiamiento para el Desarrollo se enfrentará a las mismas dificultades.
En 2024, los países ricos redujeron la Ayuda Oficial al Desarrollo en un 7 %.
Por el contrario, sus gastos militares aumentaron un 9,4 %.
Esto demuestra que el dinero no escasea. Lo que falta es voluntad y compromiso político para financiarla.
Según la UNCTAD [Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo], los países en desarrollo dependen más de la economía azul que las naciones industrializadas.
El aumento del nivel del mar y los fenómenos meteorológicos extremos que afectan a las ciudades costeras siempre perjudican a los más vulnerables.
De los 33 países de América Latina y el Caribe, 23 tienen más territorio marítimo que terrestre.
África tiene 13 millones de kilómetros cuadrados de territorio marítimo.
Esta superficie equivale a la suma del territorio continental de la Unión Europea y Estados Unidos.
Fortalecer la economía azul, hacerla más diversa y sostenible, contribuye a la prosperidad de los países en desarrollo.
Durante la presidencia brasileña del G20, el océano se convirtió en una de nuestras prioridades.
Las instituciones financieras internacionales desempeñan un papel central.
Insistimos en la necesidad de contar con bancos multilaterales mejores, más grandes y más eficaces.
Instrumentos como el canje de deuda por desarrollo y la emisión de derechos especiales de giro pueden movilizar recursos valiosos.
Es urgente desburocratizar el acceso a los fondos climáticos.
Los esfuerzos multilaterales, como la tercera Conferencia [de las Naciones Unidas] sobre los Océanos, que comenzará mañana en Niza, son fundamentales.
La adopción, por parte de la Organización Marítima Internacional, de metas vinculantes para reducir a cero las emisiones de carbono en la navegación para 2050 promete multiplicar la demanda de energías renovables.
Esta decisión histórica reduciría la dependencia global de los combustibles fósiles y aceleraría la transición justa.
Aún nos queda por concluir un instrumento vinculante para acabar con la contaminación por plásticos en los océanos y avanzar en la ratificación del nuevo tratado para la biodiversidad en aguas internacionales.
La Cumbre del BRICS que se celebrará el próximo mes en Río de Janeiro será un marco en la defensa del desarrollo sostenible.
El Nuevo Banco de Desarrollo del BRICS ha ampliado su enfoque hacia el financiamiento climático.
Ya se han desembolsado más de 2,6 mil millones de dólares para agua y saneamiento.
En Brasil, apostamos por combinar inversiones públicas y privadas.
Nuestro programa Bolsa Verde transfiere rentas a más de doce mil familias que contribuyen a la preservación de unidades de conservación marina.
El Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social cuenta con una cartera de más de 70 millones de dólares dedicada a la economía azul.
Financiamos proyectos de planificación espacial marina, conservación costera y descarbonización de la flota naval y la infraestructura portuaria.
Estamos recuperando manglares y arrecifes de coral, y estamos invirtiendo en pesca sostenible y gestión de recursos hídricos.
La taxonomía de las finanzas sostenibles en Brasil orientará las inversiones privadas hacia actividades que contribuyan a objetivos socioambientales, incluido el uso sostenible de los recursos marinos.
En Brasil, cuando queremos movilizar esfuerzos en torno a un objetivo común, utilizamos la palabra de origen indígena "mutirão".
Este Foro renueva la convocatoria para aumentar los compromisos financieros con los océanos.
El planeta no puede soportar más promesas incumplidas.
No hay soluciones aisladas para los desafíos que requieren una acción colectiva.
O actuamos, o el planeta estará en peligro.
Muchas gracias.