Discurso del presidente Lula al recibir el título de Doctor Honoris Causa por la Universidad París 8, en Francia
Recibo con inmensa alegría el título de Doctor Honoris Causa concedido por la Universidad París 8.
Es un honor ser el segundo brasileño galardonado, lo que me sitúa al lado de una gran pensadora y filósofa, amiga y militante del Partido de los Trabajadores, Marilena Chauí.
El homenaje de hoy no es solo un reconocimiento personal.
Es un reencuentro con los valores que han moldeado mi vida: la justicia social, la educación como herramienta de emancipación y el compromiso con quienes siempre han tenido que luchar por tener voz y espacio.
He forjado mi trayectoria en la defensa de los derechos de los más vulnerables.
Esta universidad nació del coraje y la esperanza del pueblo francés, en el calor de las calles de 1968.
Se construyó como respuesta a las exigencias de una juventud que soñaba con un mundo más igualitario y una enseñanza más accesible, crítica y conectada con las realidades sociales.
Acogió a estudiantes de orígenes diversos como parte fundamental de su proyecto.
Paris 8 fue pionera al abrir sus puertas a los hijos de la clase trabajadora, a los inmigrantes, a quienes no tenían un apellido famoso.
Mostró que el conocimiento no es un privilegio, sino un derecho.
Aquí, grandes pensadores como Foucault, Deleuze, el científico social brasileño Josué de Castro y mi querido amigo Marco Aurélio Garcia ayudaron a formar un pensamiento crítico, que no acepta la injusticia como destino y que está comprometido con la transformación social.
Llevo conmigo la convicción de que el papel de la política no debe administrar la desigualdad, sino enfrentarla.
En Brasil, donde las primeras universidades se fundaron a principios del siglo XX, la educación superior siempre se ha concebido y reservado para la élite.
Ha tenido que llegar un metalúrgico sin título universitario al poder por votación popular para cambiar esta realidad.
Tengo el honor de ser el presidente que más instituciones de enseñanza técnica y superior ha creado.
En los gobiernos del Partido de los Trabajadores hemos consolidado un modelo de enseñanza más abierto e inclusivo.
Con la presidenta Dilma Rousseff, aprobamos la ley de acción afirmativa que cambió el rostro de los egresados de las universidades brasileñas.
En consulta con nuestros pueblos originarios, crearemos la primera Universidad Indígena para 2026.
Esta revolución en la educación es una de las herramientas más poderosas para romper el ciclo de hambre y pobreza que volvió a azotar a Brasil durante el gobierno de mi predecesor.
El hambre, como decía Josué de Castro, "es la expresión biológica de los males sociales".
Quien pasa hambre ve su existencia aprisionada en el dolor del presente. Se vuelve incapaz de pensar en el mañana.
Sacar a Brasil del mapa del hambre, como hicimos en 2014, es el compromiso más urgente de mi Gobierno.
La esencia de la democracia es gobernar para todos.
Esto implica garantizar una participación popular real, con trabajadores organizados, con una juventud crítica y movimientos sociales respetados.
En varias partes del mundo, la extrema derecha ha vuelto a atacar las universidades.
Su método es el mismo que adoptaron las dictaduras que asolaron América Latina en el siglo pasado:
- desafiar a profesores y estudiantes y coartar el pensamiento crítico y la diversidad;
- silenciar la ciencia, censurar el arte y convertir las aulas en instrumentos de dominación.
La extrema derecha le tiene miedo a la educación porque sabe que es donde nace la conciencia.
Francia, que acogió a tantos intelectuales brasileños exiliados, sabe que defender las universidades es proteger la ciencia.
En tiempos de desinformación y negacionismo, el conocimiento debe protegerse como instrumento al servicio del bien común.
La inteligencia artificial está revolucionando los modos de aprendizaje, de vida y de producción.
Las oportunidades que se abren son ilimitadas. Pero los riesgos no son menores.
La ausencia de regulación de las redes digitales solo interesa a las grandes corporaciones.
La Cumbre del BRICS, que se celebrará en Brasil dentro de un mes, adoptará una Declaración sobre Gobernanza de la Inteligencia Artificial.
La defensa del régimen multilateral del clima es otro ejemplo de cómo las soluciones a los dilemas de la humanidad pasan inequívocamente por el Sur Global.
Las universidades también desempeñan un papel decisivo en la lucha contra la crisis climática.
Desde sus cátedras se emiten múltiples alertas sobre los riesgos medioambientales que amenazan al planeta.
De sus aulas saldrán los jóvenes líderes que unirán ciencia, innovación y conocimientos tradicionales para trazar los caminos de una transición ecológica justa.
El pensamiento crítico también está estrechamente relacionado con la lucha anticolonial y la lucha contra el racismo, la misoginia, la xenofobia y todas las formas de discriminación.
Las universidades y el movimiento estudiantil seguirán siendo voces de la resistencia intelectual contra los horrores cometidos en todas las guerras.
No podemos permanecer indiferentes ante el absurdo de la guerra en Ucrania y el genocidio del pueblo palestino en Gaza.
La intolerancia y el extremismo ponen en peligro los esfuerzos colectivos de diálogo y erosionan la confianza en las instituciones.
La gravedad del momento exige la defensa firme de los valores que unen a la humanidad: la defensa de la paz, el multilateralismo y el desarrollo sostenible.
Es fundamental fortalecer la educación emancipadora mediante la cooperación académica.
Cada año, miles de estudiantes, investigadores, artistas y emprendedores circulan entre nuestros países.
Intercambian ideas, construyen puentes y siembran innovación.
Agradezco los esfuerzos realizados por la gestión de la rectora Annick Allaigre y su sucesor Arnaud Laimé para estrechar los lazos entre esta universidad y Brasil.
Iniciativas como el programa de doble titulación en Historia, con la Universidad Estatal de Río de Janeiro, y la generosa acogida a nuestros doctorandos indígenas son acciones concretas que refuerzan el espíritu de inclusión y colaboración conjunta.
El compromiso de la Universidad París 8 con el Año Brasil-Francia 2025 es también un ejemplo de cómo esta colaboración puede dar lugar a proyectos académicos, científicos y culturales.
Estimadas amigas y estimados amigos,
Agradezco una vez más a la Universidad París 8 por este homenaje y por su acogida.
Que el día de hoy sea una semilla más que se siembra para fortalecer los lazos humanos entre Francia y Brasil y para inspirar a las nuevas generaciones a soñar, a cuestionar y a actuar.
Que sigamos honrando el legado del maestro brasileño Paulo Freire y situando la educación como la práctica de la libertad, el diálogo como método y la crítica como herramienta de emancipación.
Solo el conocimiento puede romper las cadenas de la desigualdad y construir sociedades más justas. ¡Viva la Universidad París 8!
¡Viva la educación como instrumento de transformación!
Muchas gracias.