Pronunciamiento del presidente Lula durante el encuentro con la sociedad civil en el marco de la Cumbre de la OTCA

Compañeros ministros, cancilleres, delegación brasileña aquí presente:

Solo quería comunicar a los presidentes aquí presentes que el 9 de septiembre, pueden apuntarlo en la agenda, compañero Petro (presidente de Colombia), inauguraremos en la ciudad de Manaos, en el estado de Amazonas, el Centro de Cooperación Policial Internacional de la Amazonia, en el que participarán todos los países. Invitaré personalmente a todos los presidentes de los países amazónicos a asistir a este acto.

Es algo muy importante para combatir la minería ilegal, para combatir el narcotráfico, para combatir el contrabando de armas y para combatir cualquier otra cosa que nos perturbe. Antes de leer mi breve discurso, quería decirles que está presente en esta reunión nuestro embajador André Corrêa do Lago [presidente de la COP30 y secretario de Clima, Energía y Medio Ambiente del Ministerio de Relaciones Exteriores], que es nuestro presidente de la COP30.

Ponte en pie para que la gente sepa quién eres, al menos, André. Porque, si alguien tuviera que pelear, sería contigo.

Solamente quisiera recordar a los compañeros que están aquí, presidentes, ministros, invitados, pueblos indígenas, nuestros queridos pueblos afrodescendientes, nuestros expertos, que necesitamos calibrar lo que queremos en esta COP30.

Por un lado, están las personas que quieren hacer algo, pero no tienen dinero. Por otro lado, están quienes no quieren hacer nada y tienen dinero. Y todas las cumbres terminan con unos pidiendo y otros negándose. Es importante que estemos preparados para que esta COP sea la más seria de todas las celebradas hasta ahora. Y que hagamos una COP que sea considerada una COP de la verdad. Donde cada uno diga si cree que lo que está pasando en el planeta es efectivamente lo que está pasando.

Porque, en realidad, en todas las COP a las que asistimos se toman muchas decisiones que luego no se ejecutan. Pocos países se esfuerzan por cumplir las decisiones. Otros no les dan la menor importancia y otros se niegan a firmar el acuerdo una vez finalizada la COP. ¿Qué se ha hecho con el Protocolo de Kioto? Nada. ¿Qué se ha hecho con el Acuerdo de París? Muy pocos lo han cumplido. Además, la mayor economía del mundo se retiró del Acuerdo de París. ¿Qué se ha hecho con la decisión adoptada en la COP15 de destinar 100 mil millones de dólares al año para ayudar a preservar los bosques? Nada.

Por eso es importante que tengamos claro cómo nos vamos a comportar en esta COP. Esta COP se celebra en la Amazonia porque hay mucha gente que opina sobre la Amazonia y poca gente que conoce la Amazonia. Y queremos que la gente conozca la Amazonia, que sepa que, en la Amazonia, en estos ocho países, viven 50 millones de personas. Que la gente aprenda la lección de que debajo de cada copa de árbol hay un indígena, hay un extractivista, hay un recolector de caucho, hay un pescador, hay un pequeño trabajador rural. Y que esta gente tiene que sobrevivir.

Es necesario que aquellos que consideran que hay que mantener la selva en pie ayuden a pagar para que podamos mantener la selva en pie. Habrá quienes den discursos y habrá quienes negocien. Y, a la hora de negociar, es cuando las cosas se complican. Porque no vamos a negociar con quienes están de acuerdo con nosotros. Vamos a negociar con la parte que está totalmente de acuerdo, con otra parte que está parcialmente de acuerdo y con otra parte que no está de acuerdo.

Sobre todo cuando se trata de dar dinero. Sobre todo. Cada vez que alguien intenta convencerme de que tiene dinero para resolver ese problema, me pregunto: “quiero ver quién va a dar el dinero”. Porque de promesas estamos llenos. Lo importante es que cada uno de nosotros haga su parte.

Brasil ya ha presentado sus Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC, por sus siglas en inglés). Esperamos que todos los países hagan lo mismo y presenten sus NDC. La primera prueba de que se tomarán en serio la cuestión climática es que digan cuál es el compromiso que están asumiendo. Al menos hasta 2035.

Si cada país hace su parte, es posible que lo logremos. Pero si nos quedamos simplemente esperando pasivamente a que los países ricos lleguen a la Amazonia, se compadezcan de nosotros y nos den dinero para cuidar a los indígenas, a los afrodescendientes, a los pequeños trabajadores y a los pescadores de Brasil y Colombia, no lo harán. Es importante que lo sepamos.

Tenemos propuestas interesantes, estamos trabajando en propuestas interesantes. Estamos proponiendo un fondo para mantener la selva en pie, y quiero ver qué país quiere contribuir para que las mantengamos. Tenemos que mantener la selva en pie y a los trabajadores que viven allí, a los indígenas, vivos. Eso es lo que nos interesa en esta COP30. Hacer de esta COP la COP de la verdad: ¿quién es quién? ¿quién va a hacer qué? Porque, si no, es importante que hagamos otra cosa que no sea celebrar las COP. Gastamos una fortuna en celebrar la COP y luego el resultado es casi nulo. Sería más fácil celebrar la COP en un país rico. Sería más fácil celebrar la COP en un país rico.

Lo estamos haciendo en la Amazonia, en unas condiciones muy diferentes a las de París o Dubái, no va a ser en un lugar tan elegante como esos. Es la Amazonia. La Amazonia. Y queremos que la gente vea la situación real de la selva, de nuestros ríos, de los pueblos que viven allí. Para que seamos conscientes de que tenemos una tarea casi hercúlea para poder ocuparnos de esta cuestión climática. 

Solo puedo decirles que, mientras sea presidente de la República de mi país, voy a hacer mi parte. Y si cada uno de nosotros hace lo que le corresponde, tendremos las cosas más o menos resueltas.

Por eso, quiero felicitarte, compañero Petro, por este evento. Es muy importante, ya que la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA) se creó hace mucho tiempo y yo estuve ocho años en la presidencia, pero no participé en ninguna reunión. Solo participé en la reunión de Belém, en mi segundo mandato.

Por lo tanto, creo que vamos a tratar este tema con mucho respeto y seriedad, porque será un hito. Pueden estar seguros de ello. La cuestión climática se evaluará antes y después de la COP30. Antes de continuar, solo quiero recordarles que, en los años 80, todo el continente europeo y los estadounidenses decían que la Amazonia era el pulmón del mundo. Y que Brasil tenía que salvar la Amazonia, porque era el pulmón del mundo. Y yo les decía que la deuda externa era la neumonía de ese pulmón.

Y hoy en día seguimos casi igual. Por eso quiero decirles que estoy tratando esta COP30 como algo muy importante, muy importante en mi vida, porque tiene que dar resultados. No quiero que la COP sea un desfile de discursos, un desfile de panfletos, un desfile de ideas y cero conclusiones. Quiero conclusiones para ver si damos un paso adelante y salimos del estancamiento en el que nos encontramos.

Dicho esto, quiero leer mi pequeño discurso aquí y pedirles disculpas en caso de que sea largo.

Quería empezar diciendo, estimado Petro, que estar aquí es ver crecer y dar fruto la semilla que plantamos hace dos años.

En la Cumbre de Belém, dije que ese momento representaba el inicio de un nuevo sueño amazónico.

Hay una canción brasileña que dice que los sueños que soñamos juntos se hacen realidad.

Si hoy estamos aquí es porque el Gobierno y el pueblo colombiano han soñado con nosotros y han trabajado para avanzar en la construcción de un nuevo modelo de desarrollo sostenible para la Amazonia.

En 2023, los Diálogos Amazónicos reunieron a casi 30.000 personas que nos ayudaron a dar forma a esta nueva visión.

En este día, la reunión de presidentes con la sociedad civil y los pueblos indígenas allana el camino hacia la COP30.

Quiero agradecer nuevamente a Colombia que haya dado continuidad a esta experiencia y que mantenga abierta la puerta de la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica para todos.

La OTCA es una plataforma viva, que debe estar a la altura de los desafíos actuales y ser sensible a las aspiraciones de la sociedad.

En estos dos años, hemos avanzado mucho en su fortalecimiento.

Hemos sido testigos de la histórica constitución del Mecanismo Amazónico de Pueblos Indígenas, que incluirá a quienes han estado excluidos durante más de cinco siglos.

Espero que pronto podamos contar con la OTCA Social, para garantizar el contacto permanente entre la sociedad civil y los órganos decisorios de la Organización.

Una OTCA fuerte depende de medios institucionales y financieros adecuados. Pero no se sostiene sin estrategias y políticas nacionales sólidas.

En Brasil, la Amazonia ha vuelto al centro de la acción gubernamental. En los dos primeros años de gobierno, hemos reducido la deforestación en la región casi a la mitad. Vamos a transformar el Arco de la Deforestación en el Arco de la Restauración y vamos a recuperar 12 millones de hectáreas de vegetación nativa.

Actualmente contamos con casi 130 unidades de conservación en la Amazonia y hemos homologado dieciséis nuevos territorios indígenas en todo el país.

El pueblo amazónico merece vivir libre de violencia. Una violencia que destruye la selva y envenena las aguas. Una violencia que acaba con el sustento de los pescadores y los extractivistas. Que expulsa a los indígenas de sus tierras y a los ribereños de sus hogares.

Una violencia que acaba con la vida de quienes luchan por la Amazonia, como Chico Mendes, Dorothy Stang, Bruno Pereira, Dom Philips y tantos otros. Por eso, estamos reforzando las acciones de fiscalización medioambiental.

Hemos reducido prácticamente a cero el índice de zonas de minería ilegal en el Territorio Yanomami, en el estado de Roraima.

Hemos inaugurado en Manaos el Centro de Cooperación Policial Internacional de la Amazonia, que facilitará la coordinación entre los países amazónicos en la lucha contra el crimen organizado.

La falta de oportunidades es una injusticia contra el pueblo amazónico.

El acceso a la educación, la salud y la vivienda no puede ser un privilegio de unos pocos.

La población amazónica quiere emprender, trabajar, producir y vivir.

Estamos poniendo en práctica el concepto de bioeconomía.

Nuestro programa Florestas Produtivas (Selvas Productivas) promoverá la plantación de especies autóctonas junto con el cultivo de alimentos.

No tiene sentido que una región tan rica sufra tanto de hambre y pobreza.

Hemos ampliado el programa Bolsa Verde (Beca Verde), que transfiere ingresos a familias que viven en unidades de conservación y comunidades tradicionales.

Estimadas amigas y estimados amigos,

Cuando ofrecimos a Brasil como sede de la COP30, sabíamos que esta reunión no podía celebrarse en ningún otro lugar que no fuera la Amazonia.

Desde hace mucho tiempo, los países ricos nos acusan de no cuidar la selva.

Aquellos que han contaminado el planeta intentan imponernos modelos que no nos sirven.

Utilizan la lucha contra la deforestación como justificación para el proteccionismo.

Utilizan la lucha contra el crimen organizado como pretexto para violar nuestra soberanía.

Pero ha llegado el momento de mostrar al mundo la realidad de la Amazonia.

No solo está formada por árboles. También está formada por personas, que viven y respiran cada día.

El futuro de este bioma no solo depende de los países amazónicos.

Aunque no se talara ni un solo árbol más, la selva seguiría en peligro si el resto del mundo no redujera los gases de efecto invernadero.

La dependencia de los combustibles fósiles nos condena a un futuro incierto.

La diversificación de las fuentes es el camino más prometedor.

En este sentido, es importante señalar que Brasil es un país que tiene el lujo de contar con un 80 %, casi un 90 %, de su matriz energética renovable. Brasil es uno de los países que, incluso en el área de los combustibles, cuenta hoy con un 30 % de etanol mezclado en la gasolina y un 15 % de biodiésel mezclado en el etanol, en el biodiésel. Y posiblemente contamos con una base de crecimiento con una transición energética muy fuerte, que va desde el hidrógeno verde, la biomasa, la energía solar y la eólica. Y estamos avanzando, porque Brasil no quiere ser dependiente en esta cuestión energética.

Tenemos territorio, sol, viento, conocimientos tecnológicos, agua y capacidad para liberarnos del recurso del petróleo y llevar a cabo la transición que Brasil necesita realizar rápidamente.

La descarbonización no es una opción, se está convirtiendo en una necesidad.

Los científicos alertan sobre puntos de no retorno que pueden desencadenar procesos irreversibles.

Las lluvias que nutren nuestros campos y abastecen nuestras ciudades se reducirán.

Los incendios y las sequías se convertirán en algo habitual.

Muchos perderán sus medios de vida. Otros tantos podrían verse obligados a abandonar sus hogares.

Nuestras economías se verán gravemente afectadas.

Si la selva amazónica se ve diezmada por el calentamiento global, los pueblos indígenas serán las primeras víctimas.

Es más que justo que se escuche su voz.

La participación social será un elemento clave para el éxito de la COP30.

La presidencia brasileña ha puesto en marcha cuatro círculos de diálogo.

El Círculo de Presidentes de las COP anteriores se ha comprometido a garantizar que las nuevas Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional estén a la altura de los objetivos del Acuerdo de París.

El Círculo de Ministros de Hacienda está trabajando para ampliar el financiamiento más allá de los 300.000 millones de dólares negociados en la COP de Bakú.

En Belém presentaremos el Fondo Bosques Tropicales para Siempre, un mecanismo innovador que remunerará a los países que conserven sus bosques y selvas en pie.

Con este mismo propósito, el Círculo de los Pueblos busca amplificar la voz de los pueblos indígenas y afrodescendientes y contribuir a incorporar las prácticas y los saberes tradicionales al debate climático.

El Círculo del Balance Ético Global ha sido un espacio democrático y plural que ha permitido alcanzar nuevos consensos para trazar el rumbo hacia una transición justa.

Se estructuró en torno a seis diálogos regionales que reunieron a líderes religiosos, artistas, comunidades locales, empresarios, formuladores de políticas y activistas.

Bogotá fue ayer escenario del Diálogo Regional de América del Sur, América Central y el Caribe.

Londres fue sede de un debate similar en Europa y, en septiembre, tendremos encuentros en Nueva Delhi, Adís Abeba y Nueva York.

También estamos apoyando cientos de diálogos autogestionados en todo el mundo.

Todas las aportaciones se sintetizarán en un documento que se entregará a los negociadores y a los jefes de Estado y de gobierno.

Será el momento en el que los líderes mundiales deberán demostrar si están realmente comprometidos con el futuro del planeta.

No hay salida individual a la crisis climática.

La única forma de superarla es a través del multilateralismo.

Se ha negociado mucho, pero se ha cumplido poco.

Necesitamos una nueva gobernanza mundial.

Si la ONU es el órgano que hemos creado para tratar los temas más importantes de la humanidad, el cambio climático debe situarse en el centro de su agenda.

Trabajemos para crear un Consejo del Clima capaz de movilizar a los países para que cumplan sus compromisos.

En Brasil, utilizamos la palabra indígena “mutirão” para referirnos a un gran esfuerzo colectivo.

Necesitamos el apoyo de todos para formar un “mutirão” desde Bogotá hasta Belém.

Si no hay futuro para la Amazonia y su población, no habrá futuro para el planeta.

Juntos, podemos hacer que la COP30 sea la COP del cambio.

Es importante que la sociedad civil que está aquí presente comprenda una cosa. Y lo voy a decir, porque si no contamos con una nueva gobernanza mundial, no podremos implementar una nueva política climática. Porque es necesario que haya alguien con autoridad para coordinar y hacer cumplir las decisiones que tomamos. Porque tomamos decisiones, pero ninguna de ellas se cumple.

Porque cada país lleva la decisión que debe debatirse a su Estado nacional, a su parlamento, con su ministro de Hacienda. Y ahí es donde las cosas empiezan a no funcionar. Cuando tengamos que tomar una decisión sobre el clima, será necesario contar con una gobernanza mundial que tenga la autoridad necesaria para garantizar su cumplimiento.

Si no, vamos a convertir la COP en un Foro Social Mundial. No sé si recuerdan el Foro Social Mundial. Nos reuníamos, cada uno llevaba su tesis, todos decían lo que querían, compraban lo que querían, pero nadie se comprometía a hacer nada. Hasta que el Foro Social se fue extinguiendo por falta de voluntad.

Yo, por ejemplo, asistí a la COP de 2009. Era presidente. En aquel momento, los países ricos querían responsabilizar a China de la contaminación mundial. Todos los países, Petro. Todos los países, Arce [Luis, presidente de Bolivia]. Obama [Barack, expresidente de los Estados Unidos de América] me telefoneó, Angela Merkel [ex canciller de Alemania] me telefoneó, Inglaterra me telefoneó, diciendo que había que castigar a China, porque China era el país más contaminante del mundo. Y nosotros, entonces, decíamos que había que castigar a China, siempre y cuando los países ricos pagaran la deuda que tenían, ya que ellos llevan contaminando el planeta desde hace mucho más tiempo, desde el inicio de la industrialización.

Pues bien, no se llegó a ningún acuerdo en esa COP. No hubo acuerdo. Celebramos una reunión entre China, India, Brasil y Sudáfrica, y la COP terminó sin ninguna decisión. ¿Y por qué terminó sin ninguna decisión? Porque la gente no quiere asumir compromisos. Los países industrializados no quieren dejar de serlo. Los que ya son ricos no quieren hacer sacrificios, ¿para qué?

Nosotros tenemos todo por hacer.

Brasil, por ejemplo, tiene 40 millones de hectáreas de terreno que recuperar. Se puede reforestar con lo que se desee. Sin duda, Colombia lo tiene. Sin duda, Bolivia lo tiene. Sin duda, todos los países amazónicos lo tienen. La cuestión es si estas personas están dispuestas, al menos, a ayudar a financiarlo. Que demuestren si quieren evitar que la temperatura del planeta aumente más de un grado y medio.

Y es por eso que debe haber una gobernanza mundial. Y para tener esa gobernanza mundial, no se puede acabar con el multilateralismo. No se puede hacer lo que está haciendo el presidente estadounidense. Tomar decisiones por su cuenta, sin tener en cuenta que existe la OMC, sin tener en cuenta a la ONU, sin tener en cuenta nada.

Así que es en este clima en el que llegaremos a la COP30. Yo mismo he enviado una carta personal, Petro, al presidente Trump [Donald, presidente de los Estados Unidos de América]. Ha sido invitado a asistir a la COP. Y cada presidente recibirá una carta. Una carta firmada por mí. No se trata de una carta electrónica, no. Lleva mi firma. Es para que él demuestre si van a tomarse en serio esta COP o no. Porque, si no se la toman en serio, tendremos que pensar qué hacer de aquí en adelante para cuidar el planeta.

Muchas gracias a todos.