Declaración a la prensa del presidente Lula tras la Reunión de Alto Nivel “Democracia Siempre” en Chile
Este encuentro en el Palacio de La Moneda, junto a los presidentes Boric, Pedro Sánchez, Petro y Yamandú, tiene un simbolismo especial.
En este lugar, la democracia chilena sufrió uno de los atentados más sangrientos de la historia de América Latina.
Nuestros países conocen de cerca los horrores de las dictaduras que mataron, persiguieron y torturaron.
El camino hacia la reconquista de la democracia y la libertad ha sido largo.
Las democracias no se construyen de la noche a la mañana.
Velar por los intereses colectivos es una tarea permanente.
Estamos viviendo una nueva ofensiva antidemocrática.
Para responder a este movimiento, España y Brasil organizaron una reunión paralela a la Asamblea General de las Naciones Unidas en septiembre del año pasado.
Desde entonces, la situación mundial ha empeorado.
La situación a la que nos enfrentamos exige medidas concretas y urgentes.
La reunión de hoy, organizada por el presidente Boric, es un paso en esa dirección.
El sistema de la democracia liberal no ha sido capaz de responder a las necesidades y anhelos contemporáneos.
Ya no es suficiente con cumplir con el ritual electoral cada cuatro o cinco años.
El sistema político y los partidos han caído en el descrédito.
Por ello, hemos conversado sobre cómo fortalecer las instituciones democráticas y el multilateralismo ante los sucesivos ataques que están sufriendo.
Estamos de acuerdo en que es necesario regular las plataformas digitales y combatir la desinformación para que el Estado recupere la capacidad de proteger a sus ciudadanos.
La clave para lograr un debate público libre y plural es la transparencia de los datos y una gobernanza digital global.
La libertad de expresión no debe confundirse con la autorización para incitar a la violencia, difundir el odio, cometer delitos ni atacar al Estado democrático de derecho.
Reconocemos la urgencia de luchar contra todas las formas de desigualdad.
No hay justicia en un sistema que aumenta las ventajas para el gran capital y reduce los derechos sociales.
El salario medio de un presidente de una multinacional es 56 veces superior al de un trabajador.
Las políticas de austeridad obligan al mundo en desarrollo a convivir con lo intolerable: 733 millones de personas pasan hambre cada día.
La Alianza contra el Hambre y la Pobreza, lanzada por la presidencia brasileña del G20 el año pasado, busca erradicar definitivamente este flagelo.
La justicia tributaria es otro paso para volver a poner la economía al servicio del pueblo.
Los superricos deben asumir su parte en este esfuerzo.
Solo la lucha contra las desigualdades sociales, raciales y de género puede recuperar la cohesión y la legitimidad de las democracias.
La crisis medioambiental está introduciendo nuevas formas de exclusión con impactos desproporcionados para los sectores más vulnerables.
Si no se adopta un nuevo modelo de desarrollo, la democracia seguirá amenazada por quienes anteponen sus intereses económicos a los de la sociedad y la patria.
Este encuentro también ha servido para reflexionar sobre el estado de la integración regional y mundial.
América Latina y el Caribe son una fuerza positiva en la promoción de la paz, el diálogo y el fortalecimiento del multilateralismo.
Compartimos con España y Europa una larga historia y lazos económicos y sociales.
Ambas regiones son fundamentales en el orden multipolar emergente.
Enfrentamos desafíos similares en la lucha contra la discriminación racial, la xenofobia y el cambio climático.
También nos une la promoción y protección de los derechos humanos.
En este momento en el que el extremismo intenta reeditar prácticas intervencionistas, debemos actuar unidos.
La defensa de la democracia no es responsabilidad exclusiva de los gobiernos.
Es necesario que el mundo académico, los parlamentos, la sociedad civil, los medios de comunicación y el sector privado participen activamente.
Próximamente, participaremos en un diálogo para acercar nuestra iniciativa a los movimientos sociales, las ONG, los sindicatos, el mundo académico y los estudiantes.
Esta caminata continuará en septiembre con otro evento en Nueva York, al margen de la Asamblea General de la ONU, en el que participarán más países de Latinoamérica, Europa, África y Asia.
Muchas gracias.