¿Qué han de hacer las futuras presidencias del G20 por la niñez?
El grupo Niños y niñas en el G20 hace un llamado urgente a los próximos líderes del foro para que promuevan el desarrollo equitativo, la sostenibilidad y la resiliencia económica, poniendo a los niños, niñas y adolescentes en el centro de la toma de decisiones.

El grupo Niños y niñas en el G20 se formó a partir del compromiso de distintas organizaciones brasileñas e internacionales, por reconocer que resulta necesario fortalecer mejor los compromisos globales, además de destinar recursos significativos a la protección de los derechos y de asegurar la participación efectiva de la niñez y la adolescencia en los procesos políticos y las tomas de decisiones del G20.
El hecho de invertir en las áreas prioritarias que propone este grupo —como la reducción de la pobreza, la lucha contra el hambre, la salud y la salud mental, la justicia climática y la transición energética, la educación, la digitalización y las tecnologías, la igualdad de género y raza— no solo tiene resultados positivos para las nuevas generaciones, sino que fortalece a las comunidades y produce una rentabilidad económica más sostenible.
Ante el término de la presidencia brasileña del G20, se vuelve fundamental el reforzar el compromiso con reconocer que, al invertir en la niñez, se invierte en el presente y en el futuro del capital humano, ya que se promueve un crecimiento más equitativo y se prepara el camino hacia una economía más resiliente e innovadora. Es precisamente gracias a esta potencia conjunta y plural como pretendemos conseguir avances en nuestra agenda en las futuras presidencias del G20.
La participación formal de la niñez y la adolescencia en los foros globales constituye un hito que las organizaciones del grupo Niños y niñas del G20 han estado defendiendo durante décadas. Este grupo tiene la ambición de abrirles un espacio formal en el G20 a los niños y niñas, ya sea bajo la forma de un Grupo de Trabajo dedicado a la niñez dentro del Grupo de Compromiso de la Sociedad Civil (C20), o bien mediante la creación de un Grupo de Compromiso dedicado exclusivamente a las infancias y las adolescencias.
Los niños, niñas y adolescentes en el centro de la toma de decisiones globales
¿Pero cómo impacta localmente la agenda de los derechos de los niños, niñas y adolescentes sobre la realidad de las comunidades y los países? Una referencia importante en este sentido es el modelo “Child-Lens Investing Framework” (Marco de Inversión con Perspectiva en la Infancia”), desarrollado por UNICEF, que propone un marco de evaluación del impacto de las estrategias de inversión sobre las nuevas generaciones, y también de la participación significativa de niños, niñas y adolescentes en los procesos de toma de decisiones, teniendo en cuenta sus necesidades en cada una de las fases del proceso.
Las decisiones políticas y de inversión tienen que proteger a los niños, niñas y adolescentes ante situaciones que puedan comprometer su dignidad, su integridad física y psicológica, y su desarrollo seguro. Resulta fundamental considerar que el bienestar infantil se ve influenciado por el ambiente familiar, comunitario y social, así como hay que tener en cuenta la diversidad de identidades, como el género, la nacionalidad y el estatus legal, que influye sobre la capacidad de prosperar. O sea, tenemos que adoptar enfoques integrados, interseccionales, y tener una visión multisectorial sistémica.
De igual manera, las políticas públicas y la toma de decisiones de inversión han de respetar las diferencias culturales en lo tocante a las concepciones sobre la infancia y adolescencia, y considerar su impacto como elemento fundamental para atender mejor las necesidades de los niños, niñas y adolescentes, al evitarles daños. Para ello, tenemos que asegurarnos de que su participación resulta significativa, se da de manera continua, y promueve la inclusión y una representatividad real. Es fundamental crear estructuras que capaciten a los niños, niñas, adolescentes y jóvenes para liderar, solucionar problemas comunitarios e influir sobre las políticas. Los mecanismos formales, las relaciones intergeneracionales y el monitoreo de los impactos generados garantizan la legitimidad y promueven una mejoría continua, ya que incentivan un compromiso transformador y consolidan una responsabilidad estratégica para con el futuro.
Niños y niñas en el G20, por su carácter global y plural, tiene la capacidad de allanar y reforzar la construcción de esta visión de impacto colectivo, a la vez que puede influir en la agenda de empresas, gobiernos, organizaciones, estrategias de impacto y ESG, a fin de crear y fortalecer recursos y oportunidades de incidencia política, para avanzar de manera efectiva hacia el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Los líderes políticos, gestores públicos, empresarios e inversores sociales han de asumir que apoyar a la infancia constituye una estrategia a largo plazo para un desarrollo humano, planetario, económico y social más sostenible. Estos agentes también tienen que saber reconocer las buenas prácticas, a fin de mejorar los resultados para los niños, niñas y adolescentes a través de la adopción de políticas amigables para la infancia y sus familias, de la creación de formas de financiación mixta y de la identificación explícita de iniciativas que se centren en los niños, niñas y adolescentes, además de considerar la articulación de acciones de comunicación y sensibilización de la opinión pública a ese respecto.
Niños y niñas en el G20 no es tan solo una acción simbólica, sino un llamado urgente a la acción para impulsar un desarrollo intergeneracional equitativo y defender los derechos humanos, la sostenibilidad planetaria y la resiliencia económica.
Cuando se pone a los niños y niñas en el centro de la toma de decisiones, los beneficios se proyectan a lo largo de varias generaciones, al fortalecer las comunidades y fomentar una sociedad más justa e innovadora. La propuesta de Niños y niñas en el G20, inspirada en el modelo de UNICEF antes mencionado, puede dirigir recursos de manera eficaz, al medir y maximizar sus impactos sociales. Ello requiere que se adopten acciones escalables, alianzas multisectoriales y un monitoreo riguroso, de manera a transformar las políticas en compromisos concretos, como inversiones directas y de fomento efectivo.
Priorizar la inversión en la niñez y la adolescencia resulta la decisión más inteligente que podemos tomar como sociedad. Después de todo, no se trata de beneficiarios pasivos, sino de protagonistas y agentes de transformación que tienen derecho a participar en las discusiones con impacto global. Solo con esfuerzos conjuntos podemos alcanzar la perspectiva que propone el grupo Niños y niñas en el G20, poniendo las bases para una era de crecimiento más justo, inclusivo, sostenible y resiliente, en la que cada niño o niña alcance su máximo potencial.
El grupo “Niños y niñas en el G20” está compuesto por Save the Children, Plan International, Instituto Alana, ANDI - Comunicação e Direitos, Childhood, FamilyTalks, Fundação José Luiz Egydio Setúbal, Instituto Promundo, Fundação Maria Cecilia Souto Vidigal, Centro Internacional de Estudos e Pesquisas sobre a Infância (CIESPI/PUC-Río), Coalizão Brasileira pelo Fim da Violência contra Crianças e Adolescentes, Associação pela Saúde Emocional de Crianças (ASEc+), Soulbeegood, Vertentes - Ecossistema de Saúde Mental, Global Mental Health Action Network, Instituto Árvores Vivas para Conservação e Cultura Ambiental, Instituto Jô Clemente, Rede Nacional Primeira Infância (RNPI), Orygen, ItotheN y Catalyst 2030.