CAMBIO CLIMÁTICO

Los fenómenos climáticos extremos son un riesgo para la economía global

Un estudio del Foro Económico Mundial identificó que los fenómenos climáticos extremos son un riesgo para la economía global en los próximos años. Un experto del Ministerio de Hacienda de Brasil señala posibles medidas para mitigar los efectos de la crisis climática y evitar pérdidas económicas.

05/06/2024 9:00 - Modificado hace 2 años
El mundo necesita medidas contra la crisis climática, principalmente en lo que respecta a las inversiones en infraestructura resiliente, políticas de mitigación y adaptación para salvar las economías: Foto: @fcafotodigital/Gettyimages

Los fenómenos climáticos extremos se están convirtiendo en una amenaza cada vez más significativa para la economía global. Datos del Informe de Riesgos Globales 2024 del Foro Económico Mundial (FEM) identificaron que los impactos del cambio climático son una de las principales preocupaciones para los próximos dos años y que pueden empeorar durante esta década, provocando pérdidas económicas severas y afectando el crecimiento de los países, principalmente en desarrollo, que son más vulnerables a los desastres climáticos.

Además, el estudio revela que las frecuentes tormentas, inundaciones y sequías pueden destruir la infraestructura; afectar la estabilidad financiera e impactar las cadenas de suministro, ya que incrementan los costos de la producción agrícola, intensificando la desigualdad en el mundo. La solución es un esfuerzo global para minimizar estos riesgos.

Cristina Reis, subsecretaria de Desarrollo Económico Sostenible de la Secretaría de Política Económica del Ministerio de Hacienda de Brasil, señala que el esfuerzo global para combatir este escenario pasa por la “preparación de los países para evitar estos riesgos climáticos, promoviendo trayectorias de desarrollo económico que sean ambientalmente sostenibles y socialmente justas”.

En consonancia con las soluciones presentadas por el estudio del Foro, Reis también señala la urgencia de acciones para sustituir las actividades económicas más contaminantes por otras que preserven, conserven, protejan y regeneren los ecosistemas. El desafío, destaca Reis, es aportar mecanismos para la transformación ecológica, capaces de reaccionar a los desastres climáticos y “que presten asistencia de la manera más eficiente, rápida y humana a las víctimas y los territorios afectados”. Según la experta, estas medidas son elementos centrales del Plan de Transformación Ecológica que se está implementando en Brasil.

Cristina Reis, subsecretaria del Ministerio de Hacienda de Brasil, demuestra cómo la cooperación global puede ser decisiva para frenar la crisis climática.
Cristina Reis, subsecretaria del Ministerio de Hacienda de Brasil, demuestra cómo la cooperación global puede ser decisiva para frenar la crisis climática.

Cooperación internacional

En el análisis del Foro, la cooperación global está bajo presión, lo que puede dificultar la implementación eficaz de medidas contra la crisis climática, principalmente en lo que respecta a las inversiones en infraestructura resiliente, políticas de mitigación y adaptación. Dado que las causas asociadas a los fenómenos climáticos extremos son múltiples, las economías deben prepararse para un futuro incierto e invertir en acciones coordinadas, para evitar consecuencias devastadoras para el planeta.

Reis recuerda que la colaboración entre países puede impulsar una serie de acciones para contener la crisis. “Además de la participación en fondos internacionales, es posible recurrir a los bancos multilaterales de desarrollo para movilizar recursos y garantizar la aplicación de los montos asignados a los países, tanto para proyectos con garantías soberanas como para aquellos sin garantías”, ejemplificó.

Ventajas para los países en desarrollo

Solo en el primer semestre de 2024, al menos la mitad de los países miembros del G20 sufrieron fenómenos climáticos extremos como inundaciones, lluvias por encima del promedio, incendios forestales, altas temperaturas o temporadas de frío intenso. India, Alemania, Francia, Brasil, Indonesia y Estados Unidos fueron algunas de las naciones que experimentaron emergencias climáticas.

Las economías en desarrollo han enfrentado impactos aún más devastadores, pero la proyección de que estas naciones puedan enfrentar los desafíos es alentadora. “A pesar de las limitaciones financieras y tecnológicas, gran parte de los países en desarrollo tienen ventajas competitivas para la economía sostenible. Su vasta biodiversidad, esta matriz energética limpia, son aliados en la promoción de la transformación ecológica que estamos buscando”, dijo la economista.

Las acciones para fortalecer las capacidades para que estos países puedan luchar contra la crisis deben ser proporcionales a los daños económicos y a las vidas de las personas. “Es necesario fortalecer las capacidades locales y desarrollar políticas económicas, medioambientales, climáticas y sociales para este fin, involucrando al sector productivo, abriendo, ampliando y fortaleciendo mercados que traen nuevas oportunidades económicas, comerciales y de empleo. Además, los países también pueden utilizar estas ventajas para la sostenibilidad, con el objetivo de atraer inversiones externas y desarrollar inversiones internas”, indicó Reis.

Papel del Grupo de los 20

Según la evaluación de la subsecretaria del Ministerio de Hacienda, es fundamental apostar por el diálogo, teniendo al G20, un foro de cooperación económica que reúne a las mayores economías del mundo, como espacio de coordinación entre los países miembros para mitigar los impactos climáticos. "Los países del G20 son diversos y desiguales en términos económicos, tecnológicos, medioambientales, sociales, y traen una miríada de perspectivas y de pluralidad que necesitan ser respetadas y, al mismo tiempo, preservadas", destacó.

Cristina Reis concluyó que es fundamental que el foro haya abordado medidas para reestructurar la agenda económica internacional y que haya buscado elaborar instrumentos financieros para aportar soluciones basadas en la naturaleza.

"Por ejemplo, expandiendo iniciativas que recompensen a los países por la conservación de los bosques y de los ecosistemas, como es el caso del crédito de biodiversidad, de los bonos verdes, o de la deuda por la naturaleza, la reducción de la deuda pública con contrapartida de conservación llamada SWAP (intercambio de tasa o rentabilidad de activos financieros), Debt for Nature (Deuda por Naturaleza). O reformando los fondos climáticos internacionales para facilitar operaciones con países en desarrollo, fondos destinados a la emisión de bonos soberanos sostenibles, la posibilidad de contraer deudas en monedas locales, el fomento de mecanismos de protección contra el riesgo cambiario y entre otras medidas", enumeró Reis.

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