G20 Social en Río de Janeiro: Brasil impulsa el debate mundial sobre el hambre y la pobreza con la participación de la sociedad civil
La reunión preparatoria del G20 Social destaca la urgencia del combate al hambre y a la pobreza reuniendo a los movimientos sociales y la sociedad civil para discutir soluciones inclusivas y sostenibles, y cuenta con Brasil como líder en el diálogo mundial sobre seguridad alimentaria.

La lucha contra el hambre y la pobreza es uno de los desafíos más urgentes a los que se enfrenta la humanidad. El tema se definió como prioridad central en las discusiones del G20 Brasil. Con más de 700 millones de personas en el mundo pasando hambre, según el informe «El Estado de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición en el Mundo (SOFI, por sus siglas en inglés)», publicado a finales de julio por las Naciones Unidas, y con el agravamiento de las desigualdades económicas a nivel mundial, la presidencia brasileña del G20 intensifica los esfuerzos para profundizar el debate sobre la lucha contra el hambre y busca soluciones concretas además de movilizar a diferentes sectores de la sociedad y líderes internacionales.
Bajo la coordinación de la Secretaría General de la Presidencia de la República, Río de Janeiro fue sede de la reunión preparatoria de la Cumbre Social del G20. Reunidos en la Fundição Progresso el martes 20, representantes de movimientos sociales y de la sociedad civil brasileña participaron en el evento que tiene como objetivo fortalecer el diálogo entre la sociedad civil y los líderes de las 20 economías más grandes del mundo.
La participación de la sociedad civil y de los movimientos sociales en los debates del G20 es una novedad en las ediciones del foro internacional. Estas voces ponen sobre la mesa las realidades vividas por las personas más afectadas por el hambre y la pobreza y sus perspectivas se consideran fundamentales para la construcción de soluciones efectivas y duraderas, tal y como lo destaca Bárbara Loureiro de la dirección nacional del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST, por sus siglas en portugués). «Esta reunión es fundamental porque estamos en un espacio donde se reúnen las 20 potencias más grandes del mundo. Necesitamos garantizar de que el hambre y la desigualdad sean agendas centrales y que la sociedad civil tenga voz en este proceso. Son las personas y las organizaciones sociales las que pueden señalar soluciones reales a los grandes dilemas de la humanidad», afirmó.
Bárbara señaló que para superar el hambre es necesario ir más allá de las soluciones tradicionales. «No solucionamos el hambre sólo con la agroindustria y la producción de materias primas. Por el contrario, los movimientos campesinos de todo el mundo ya están construyendo soluciones que incluyen la democratización del acceso a la tierra a través de la reforma agraria y la promoción de la agroecología. Necesitamos garantizar que las personas tengan acceso a alimentos saludables producidos en relaciones sociales justas», agregó.
Según los expertos invitados, el hambre no es solo una cuestión de escasez de alimentos, sino más bien un problema complejo que implica una distribución desigual de los recursos, la degradación ambiental y la falta de acceso a medios de producción adecuados. Hubo consenso entre los participantes en que es fundamental que los países discutan la necesidad de políticas agrícolas que prioricen la seguridad alimentaria y la nutrición, en lugar de una producción a gran escala centrada exclusivamente en la exportación y el beneficio.
El papel de la participación social en la transformación
Elisabetta Recine, presidenta del Consejo Nacional para la Seguridad Alimentaria y Nutricional (Consea, por sus siglas en portugués) evaluó la participación de la sociedad civil en el G20 como una experiencia transformadora. «Traer a la sociedad civil para debatir temas en el G20 que tradicionalmente tiene una agenda rígida es fundamental. Esta experiencia brasileña de participación social tiene mucho que enseñarle al mundo», dijo.
Recine habló de la importancia de articular acciones a corto y largo plazo en la lucha contra el hambre y la pobreza. «Necesitamos una combinación de acciones inmediatas, como la transferencia de ingresos y la alimentación escolar, con transformaciones estructurales que aborden las raíces del hambre y la pobreza. Solo así podremos asegurar que los avances sean duraderos», explicó.
Asimismo, destacó el papel de Brasil como ejemplo en la lucha contra el hambre. «Brasil ya se salió del mapa del hambre anteriormente gracias a una articulación de políticas con la participación efectiva de la sociedad. Ahora, estamos en camino de salir nuevamente y esta experiencia nos da autoridad para hablar sobre el tema en el escenario mundial», concluyó.
En otro punto abordado se señaló que la erradicación de la pobreza requiere más que programas de asistencia temporal. Los participantes argumentaron que es necesario invertir en estrategias que promuevan la autonomía económica de las poblaciones vulnerables. Esto incluye el fortalecimiento de las micro y pequeñas empresas, la promoción de la economía solidaria y el apoyo a la agricultura familiar que desempeña un papel central en la seguridad alimentaria mundial.
Propuestas para el mundo laboral
Clemente Gunz Lucio, coordinador del Foro de Centros Sindicales y miembro del Comité de Oxfam Brasil (Oxford Committe for Famine Relief), trajo al debate la centralidad del trabajo en la lucha contra la pobreza. En ese sentido, presentó cuatro directrices principales: «En primer lugar, se necesita una inversión sólida para apoyar a las micro y pequeñas empresas, la agricultura familiar y la economía solidaria. En segundo lugar, debemos sostener una política de valoración del salario mínimo. En tercer lugar, debemos proporcionar formación profesional continua para que los trabajadores se adapten a las innovaciones. Y, finalmente, fortalecer a los sindicatos para que regulen las condiciones de trabajo», afirmó.
Clemente también destacó la importancia de la movilización popular para que estas propuestas cobren fuerza. «Vamos a presentar estas ideas en el G20, pero el objetivo es que los sindicatos y las organizaciones sindicales sigan centrándose en este debate y, de esta manera, aporten al G20 Social la perspectiva transformadora del mundo del trabajo», concluyó.
La Cumbre Social del G20 se realizará entre el 14 y el 16 de noviembre en Río de Janeiro antes de la Cumbre de jefes de Estado y de Gobierno. La reunión preparatoria destacó la necesidad de un enfoque inclusivo y amplio para enfrentar los desafíos globales del hambre, la pobreza y las desigualdades en un escenario en el que Brasil se posiciona como líder en la promoción de una agenda global orientada al bienestar social y la sostenibilidad.