Cuando la guerra se extiende al espacio de la información: los efectos de la desinformación y del discurso de odio en los conflictos armados
La desinformación puede tener un impacto devastador durante los conflictos armados. Una información poco fiable puede impedir que las personas accedan a lugares seguros, hacer que se retiren de determinadas zonas por caminos peligrosos o impedir el acceso a servicios esenciales o a la asistencia humanitaria. En un artículo exclusivo para el sitio web del G20 Brasil, Joelle Rizk, asesora en riesgos digitales del Departamento de Protección del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), advierte sobre la difusión de desinformación, discursos de odio y narrativas deshumanizadoras dirigidas a personas que necesitan protección, como refugiados y desplazados, infundiéndoles miedo y poniendo en riesgo su seguridad.

La aparición de las herramientas digitales ha afectado todas las esferas de la experiencia humana. Los Estados y los grupos armados ven las posibilidades que ofrece la digitalización de las operaciones y de las comunicaciones como oportunidades para obtener ventajas en el ámbito de la información. A medida que fortalecen sus propias capacidades y debilitan las de sus oponentes, se generan diversos riesgos impulsados por herramientas digitales que afectan a la población civil, sobre todo porque la exponen a una narrativa potencialmente nociva para su bienestar físico, psicológico, económico y social. Esas narrativas pueden basarse en información inadvertidamente falsa, como la información errónea; en información que se inventa o manipula intencionalmente, como la desinformación; o en discursos de odio o deshumanizantes.
Durante los conflictos armados, la desinformación puede traer consecuencias devastadoras. La información que no es fiable puede impedir que las personas accedan a lugares seguros, impulsarlas a una evacuación por pasos peligrosos o limitar su capacidad para acceder a servicios esenciales o a la asistencia humanitaria.
Bajo el liderazgo de Brasil, el G20 viene abordando numerosos debates novedosos y de interés mundial, entre ellos la lucha contra la desinformación y los discursos de odio, en el marco de la integridad de la información y la confianza en el entorno digital. Este tema causa graves preocupaciones al Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR). Por este motivo, nos hemos comprometido a integrar los esfuerzos encaminados a enfrentar este desafío y a estar preparados para prevenir y encarar las consecuencias de la información perjudicial en tiempo de conflicto y en otros entornos humanitarios.
Entre 2021 y 2023, el CICR organizó un Consejo Consultivo Mundial, integrado por expertos de alto nivel del ámbito jurídico, militar, político, tecnológico y de seguridad, para que asesorara a la organización sobre las amenazas digitales y formulara recomendaciones concretas para proteger a las personas civiles contra esas amenazas. El Consejo publicó un informe exhaustivo que se puede consultar en línea.
El panorama resulta preocupante. Durante las crisis humanitarias, cuando las personas necesitan tomar decisiones que afectan su seguridad, el acceso a información oportuna y fiable es una cuestión de vida o muerte. En los últimos años, hemos visto que algunas plataformas digitales se utilizan para incitar a la violencia contra las personas civiles, las instalaciones de salud y el personal humanitario. Lamentablemente, la difusión de desinformación, de discursos de odio y de narrativas deshumanizantes toma como blanco a las personas que necesitan protección, como las personas refugiadas y desplazadas, sembrando el miedo y poniendo en peligro su seguridad.
Las narrativas falsas intensifican la polarización y amenazan las perspectivas de paz y reconciliación, creando una espiral descendente que alimenta la prolongación de los conflictos y de la violencia. En ocasiones, durante los conflictos armados, las narrativas que siguen una dinámica de escalada pueden socavar el respeto del derecho internacional humanitario y de sus principios.
Además, observamos con frecuencia la difusión de desinformación dirigida a menoscabar la labor de las organizaciones humanitarias y la prestación de asistencia a las personas necesitadas. En suma, el espacio de la información digital puede contribuir a un ambiente que aumenta la vulnerabilidad de las personas civiles, compromete su seguridad y su dignidad y contribuye a agravar los daños físicos, psicológicos y sociales.
En varios contextos en los que CICR realiza actividades, los falsos rumores alimentados por divisiones y agravios profundos parecen haber sido el factor que precipitó linchamientos, ataques contra pequeñas empresas, incitaciones a la expulsión y al asesinato de ciertos grupos, actos de violencia y discursos de odio contra figuras influyentes o emanados de estas.
En contextos polarizados y conectados digitalmente, las narrativas que promueven la deshumanización de un grupo opositor mediante la retórica del odio, el lenguaje incendiario y la discriminación pueden propagarse rápidamente y provocar la violencia entre personas civiles. Además, la información perjudicial difundida en paralelo con un conflicto abierto puede exacerbar la angustia, la inseguridad y la ansiedad, y contribuir a sembrar el miedo entre las poblaciones civiles.
En muchos contextos donde la información perjudicial se difunde en las plataformas de los medios sociales de maneras que provocan temor y odio y alientan la violencia contra los oponentes, esos contenidos pueden pasar inadvertidos. Las limitaciones en la detección y la moderación, así como la rápida difusión y propagación de esos contenidos, pueden sumarse a la falta de conocimientos que ayuden a distinguir los hechos reales de los contenidos manipulados, lo cual aumenta la vulnerabilidad de las personas a los efectos nocivos de la desinformación y del discurso de odio.
Para explicar esos riesgos, el Consejo consultivo mundial sobre amenazas digitales del CICR identificó dos tendencias principales:
1. Amplificación de información perjudicial: la información digital perjudicial se produce a una escala, con una rapidez y con un alcance mucho mayores que antes. Se propaga a través de múltiples ecosistemas y plataformas de información, distorsionando los hechos, influenciando las creencias y los comportamientos de las personas, agudizando las tensiones, provocando actos de violencia contra personas civiles y sus bienes, causando desplazamientos y esparciendo la desconfianza y el odio tanto en línea como fuera de línea.
2. Daño a la confianza en las organizaciones humanitarias: las ciberoperaciones, la violación de datos y la desinformación pueden reducir la capacidad de las organizaciones humanitarias para prestar servicios vitales a las personas afectadas por conflictos armados. Las amenazas son multifacéticas y pueden consistir también en el uso de la desinformación para comprometer la reputación de las organizaciones humanitarias y socavar su capacidad de acción y su acceso a las personas necesitadas.
Este es un debate complejo y relativamente reciente, y el CICR está dispuesto a trabajar para hallar soluciones eficaces. En este sentido, procuramos dialogar con las partes en los conflictos armados y con las empresas de medios sociales que operan plataformas digitales, para ayudarles a comprender las consecuencias de la información errónea, la desinformación y los discursos de odio y hacerles ver cómo pueden mejorar el cumplimiento de su deber de respetar la seguridad, la dignidad y otros derechos fundamentales de las personas.
En este año marca el 75.° aniversario de los Convenios de Ginebra, un hito de la civilización que conforma el núcleo del derecho internacional humanitario (DIH). Revisados tras la Segunda Guerra Mundial y hoy ratificados por todos los países del mundo, los Convenios dieron lugar al claro reconocimiento universal de que era necesario reglamentar las guerras a fin de limitar sus horrendas consecuencias para las poblaciones. Estos instrumentos jurídicos preservan un mínimo de humanidad incluso en los peores momentos de la guerra y nos recuerdan que, en todas las circunstancias, nuestras acciones han de ser guiadas por el respeto de la dignidad humana, la compasión y la empatía.
Teniendo en cuenta las cambiantes modalidades de los conflictos armados, apoyamos la idea de que los principios del DIH también se deben aplicar a la esfera digital, a fin de proteger a las personas civiles. Por lo tanto, consideramos sumamente positivo el hecho de que la presidencia del G20, ejercida por Brasil, haya asumido el compromiso de encarar esta problemática y promover los debates a favor de un mundo más seguro, tanto en línea como fuera de línea.