Biodiversidad lingüística, crisis climática y preservación de los conocimientos ancestrales
Las lenguas indígenas forman parte del patrimonio nacional de Brasil y están en peligro de extinción. En 50 años, unas 20 lenguas podrían desaparecer en Brasil, según los expertos. Ante la crítica situación de la inminente pérdida de la inmensa riqueza de posibilidades de expresión de pueblos y sociedades, la Asamblea General de las Naciones Unidas estableció el Decenio Internacional de las Lenguas Indígenas (DILI) para el decenio 2022-2032. Consulte el artículo del profesor de la Universidad de Brasilia Altaci Corrêa, en exclusiva para el sitio web del G20 Brasil.

Aunque los pueblos indígenas representan el 6% de la población mundial, son ellos los principales responsables de la diversidad lingüística global, ya que hablan más de 4.000 de las 6.700 lenguas del mundo. Sin embargo, se calcula que más de la mitad de todas las lenguas dejarán de hablarse a finales de este siglo. Según el artículo 28 de la Convención 169 de la OIT de 1989, "deberán adoptarse disposiciones para preservar las lenguas indígenas de los pueblos interesados y para promover su desarrollo y práctica".
Ante la crítica situación de la inminente pérdida de la inmensa riqueza de posibilidades de expresión de pueblos y sociedades, la Asamblea General de las Naciones Unidas estableció el Decenio Internacional de las Lenguas Indígenas (DILI) para el decenio 2022-2032. La decisión fue tomada al finalizar el Año Internacional de las Lenguas Indígenas en 2019, a demanda de los pueblos indígenas de Bolivia, que se dieron cuenta de la importancia de una acción efectiva y continua a favor del reconocimiento, valoración y mantenimiento de las lenguas indígenas en todo el mundo.
La diversidad lingüística es fundamental para la conservación de la diversidad biológica del planeta. Brasil, que figura entre los 10 países con mayor diversidad lingüística, es también el país con mayor biodiversidad del mundo. En el país se conocen más de 116.000 especies animales y más de 46.000 especies vegetales, repartidas en seis biomas terrestres y tres grandes ecosistemas marinos. Los antepasados de los pueblos nativos que viven en el actual Brasil llevan trabajando de forma continua y constante en los biomas del territorio desde hace al menos 6.000 años.
Las lenguas indígenas contienen inventarios de especies, sistemas de clasificación, narrativas etiológicas y, sobre todo, formas de gestión de la diversidad, una tecnología fundamental para la preservación y biorrestauración del medio ambiente. La pérdida lingüística implica la pérdida de conocimientos cruciales para hacer frente a la crisis climática y medioambiental contemporánea.
Las lenguas indígenas son el gran código y repositorio de conocimientos sobre la Amazonia, el Pantanal, la Mata Atlántica, el Cerrado, la Caatinga y la Pampa. Son lenguas ancestrales precisamente porque son el resultado de una larga y profunda convivencia humana en ambientes específicos, produciendo conocimientos altamente especializados. Las lenguas indígenas contienen inventarios de especies, sistemas de clasificación, narrativas etiológicas y, sobre todo, formas de gestión de la diversidad, una tecnología fundamental para la preservación y biorrestauración del medio ambiente. La pérdida lingüística implica la pérdida de conocimientos cruciales para hacer frente a la crisis climática y medioambiental contemporánea.
Según el Instituto del Patrimonio Histórico y Artístico Nacional, se calcula que en el país se hablan unas 250 lenguas, de las cuales alrededor de dos tercios (aproximadamente 160) son lenguas amerindias. Esta diversidad es tanto numérica como genética, ya que estas lenguas pertenecen a unas dos docenas de familias lingüísticas diferentes. Estas lenguas se encuentran en diferentes fases de descripción y documentación, y muchas están amenazadas de transmisión intergeneracional. La pandemia de COVID-19, que afectó sobre todo a los ancianos y líderes indígenas, puso de manifiesto la vulnerabilidad de la mayoría de las lenguas originarias, cuyos principales hablantes y recordadores son precisamente la población de más edad.
Por ello, la cuestión lingüística debe incluirse en las acciones de emergencia que se emprendan para proteger a los pueblos indígenas y los territorios de los que son custodios. Es fundamental realizar diagnósticos de la situación de vitalidad lingüística en cada comunidad indígena, documentar y describir las lenguas, apoyar iniciativas de fortalecimiento y revitalización de las lenguas y crear Centros de Lenguas Ancestrales para promover el conocimiento indígena en las lenguas originarias, con énfasis en las etnociencias y la inclusión digital.
Todas ellas son políticas lingüísticas desarrolladas por el Ministerio de Pueblos Indígenas a través del Departamento de Lenguas y Memorias. Sin embargo, son iniciativas que requieren financiación y compromiso presupuestario de todos los beneficiarios del conocimiento indígena. Por lo tanto, recomendamos encarecidamente la creación del Fondo Internacional de Promoción de las Lenguas Indígenas para garantizar la implementación de las acciones de políticas de valorización de las lenguas indígenas en países estratégicos para la cuestión de la diversidad lingüística y la biodiversidad en el mundo, como Brasil.
Altaci Corrêa Rubim/Tataiya Kokama es investigadora del Departamento de Lingüística, portugués y Lenguas Clásicas del Instituto de Letras de la UnB. Es copresidenta del Grupo de Trabajo Mundial para el Decenio de las Lenguas Indígenas en la UNESCO y coordinadora general de Articulación de Políticas Educativas Indígenas en el Ministerio de los Pueblos Indígenas.
La lengua kokama fue clasificada como parte de la familia tupi-guaraní, tronco tupi, y la población Kokama se distribuye en comunidades del alto y medio río Solimões en Amazonas.